A la hora de la organización de actividades físicas en la naturaleza se han de tener en cuenta una serie de principios, que se pueden distinguir entre fundamentales y complementarios, y que se exponen a
continuación de forma breve.
Dependen del entorno (relieve, suelo, climatología...) en que nos vamos a mover, que condiciona además, el equipamiento.
Altitud:
La importancia radica en alumnado con problemas cardiovasculares y/o respiratorios.
Tipo de terreno:
Agua, nieve, hielo, roca, arena, asfalto, etc. Evitar los terrenos duros o muy blandos. En verano salir a horas tempranas y buscar terrenos soleados y en invierno al revés. Al utilizar un atajo, éste no debe suponer un gran esfuerzo para el alumnado.
Perfil del recorrido y desniveles (llano, abrupto, espesa vegetación...).
Época del año:
La época la adaptamos al terreno y tipo de actividad.
Alimentación:
Adaptada a la época y tipo de actividad.
Tener presente que en verano es conveniente un desayuno caliente; en invierno, desayuno y cena calientes.
Comidas de rápido aporte energético y durante la marcha beber toda aquella agua que se quiera.
Evitar los vidrios en las mochilas y también los yogures. Hay que llevar lo necesario solamente, ya que luego, además, ¡hay que traer la basura!
Condiciones del lugar:
Buscar zonas con agua potable, cubierto de vientos dominantes, huir de zonas insalubres cercanas, que no tenga zonas de peligro inmediato, sin excesiva humedad, tener previsto zonas para guarecerse en caso de lluvias torrenciales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario